Opinión

Café Político®

Oaxaca y el Estado Hematófago.
Por Octavio Vargas.

Octavio VargasValerio Trujano, Porfirio Díaz, Benito Juárez, Margarita Maza, José Vasconcelos, María Sabina, Matías Romero; Enrique, Jesús y Ricardo Flores Magón, Vinicio Castilla, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Máximo Ramón Ortíz, Lila Downs… Filósofos, escritores, poetas, políticos, periodistas, artistas plásticos, músicos.

 

De eso y más está compuesto el pasado y el presente de Oaxaca, manchado hoy por el tufo de la pólvora y las balas para imponer un futuro a costa de la imposición de la nada viable Reforma Educativa, cuyo único fin a mediano plazo es la privatización de la educación.
Un pueblo ignorante, dicen los que más saben -y dicen y saben bien- es lo que se necesita para que los grandes capitales depreden sin recato sus recursos y que mafias de poderosos políticos vergonzosos implanten mediante el miedo, la represion y el asesinato, políticas públicas que nada tienen de público, sino todo de exterminadoras de las conquistas sociales.

 

Es innegable que para que el Estado garantice la estabilidad de sus mecanismos, el poder público debe de contar con estructuras sólidas que se impongan a la voluntad de un puñado de individuos y limitar la capacidad de resistencia de los ciudadanos, pero lo que no parece entender (lo que parece ser una recua) gobernante es que lo contrario -imponer la voluntad de un puñado de individuos- produce en el Estado lo contrario -debilidad, fragilidad y aumenta la capacidad de resistencia de los ciudadanos-.
No es necesario recurrir a un sinfín de datos para exponer el conflicto vivido en Oaxaca, sino que lo indispensable es argüir por parte del poder, lo que en su primitiva razón da sustento a la brutalidad del Estado provocada por una Presidencia que rehuye al diálogo con el sector magisterial y con todo sector de la población.

 

La violencia genera más violencia, la ignorancia más ignorancia, la sangre más sangre y el estado se alimenta de sangre. La crisis de derechos humanos es una raya más al tigre que caracteriza, entre otras crisis no menos importantes al gabinete presidencial en su conjunto, tanto cuanto a los gobernadores y empresarios afines a ese poder del que se apropiaron mediante la imposición de las razones íntimas de la coercitividad.

 

El sistema político y de gobierno de México está enfermo; su tejido social enfermo de poder, enfermo de capital, enfermo de corrupción, enfermo de aceptación puesto que hoy por hoy se mira mejor a un renombrado delicuente cuyas actividades delictivas se extienden a otros ilícitos y a otras estructuras, que a un disidente magisterial.

 

La resistencia en Oaxaca no es solo de Oaxaca, es de cada calle, colonia, barrio, comunidad, municipio, estado, sector, hombres, mujeres. La represion en Oaxaca no es el debilitamiento de la resistencia ni del rechazo a un gremio; es la expresión del hartazgo que se multiplica en cada rincón hacia un gobierno corrupto y de corruptos, es el sello de un estado hematófago, es la manifestación de que este sistema se derrumba a pedazos.

@vargasargota.
Abogado y Analista Político

Redacción

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