Opinión

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88 Aniversario
Por Octavio Vargas
Octavio VargasPolíticamente, ante la pérdida del poder político lo acertado es fortalecer la imagen de unidad, aunque no de unión.
88 insuficientes años, y 4 de un sexenio en la unicidad de políticas públicas erráticas, colocan en el tribual mediático el debate político electoral actual en 4 estados de la República, con una una crisis general multicolor como común denominador.

 
Con el fracaso del peñismo en lo político, económico y social, es urgente un relevo en la construcción de un país encendido con protestas, ingobernabilidad y la inseguridad que violenta la unión social.

 

Rotas las expectativas y desperdiciado el capital político con que inició un sexenio que estuvo apoyado por la prensa y la opinión nacional e internacional, así como con el apoyo desde el Congreso de la Unión al paquete de reformas, junto con la aspiración social se colocan en la agenda des-informativa asuntos que son empleados como distractores de coyunturas, verbigracia, la alternancia (ésa que fue minusvaluada en la celebración priísta efectuada recientemente en el Salón Plutarco Elías Calles).

 

Haciendo un esfuerzo mayúsculo, de toda la retórica demagógica en algo estoy de acuerdo -superficialmente- con el front man de aquel evento: la alternancia no lo es todo ni es la única solución a los ya mencionados entre otros, problemas nacionales; es decir, ésta no puede verse de manera aislada, ni el cambio de una ideología política por otra, ni la ejecución de una elección prístina como los elementos únicos para lograr la reconstrucción nacional.

 

No solo es la alternancia la constructora de democracias ni de remedios a la corrupción e impunidad, a la crisis y al desempleo, a la inseguridad, ni a todo cuanto ha existido durante 88 años.

 

El tema de fondo no es quien gobierna, sino con qué se gobierna, pero lograr una democracia efectiva, eficiente y eficaz tampoco es un asunto exclusivamente de la sustitución de personas y de partidos.

 

Se trata no solamente de eliminar al PRI, sino que mediante un Estado de derecho que requiere de la participación libre, informada y consciente de su población como inequívoco componente del mismo, se construya la unión de una ciudadanía capaz de transformar un sistema de poder corruptor, promotor del abuso y que fomenta la desigualdad.

 

Por sí solo, el argumento de acabar con 88 años de abusos presidenciales y de malos gobernadores por la vía de la transición, constituye un error en tanto aún hay quienes representan a todo un sistema de instituciones y personas en el cual aún se actúa en unidad.

@vargasargota
Abogado y Analista Político

Redacción

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